Para unir la inteligencia divina a la humana.
 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 11
8 de septiembre, 2014

"Hija mía, yo quise sufrir estas espinas en mi cabeza, además de para expiar todos los pecados de pensamiento, para unir la inteligencia divina a la humana, porque la inteligencia divina estaba como dispersa en las mentes humanas, y mis espinas la llamaron del Cielo y la injertaron de nuevo. Y no sólo esto, sino que obtuve, para quien debía manifestar las cosas divinas, ayuda, fuerza, lucidez para darla a conocer a los demás."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 4. Enero 31, 1903

 

Jamás entró la turbación en el Corazón de mi Madre Santísima.
 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 12
19 de septiembre, 2014

"Yo tuve mi propio reino en el Corazón de mi Madre, y esto porque su Corazón jamás, ni en lo más mínimo, se turbó; tanto, que en el mar inmenso de mi Pasión sufrió penas inmensas, su Corazón fue traspasado de lado a lado por la espada del dolor, pero no recibió ni un mínimo aliento de turbación. Por eso, siendo mi reino un reino de paz, pude extender en ella mi reino, y sin haber tenido obstáculo alguno pude libremente reinar."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 2. Julio 4, 1899

 

Mi primera Pasión fue el amor.
 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 13
3 de octubre, 2014

"Hija mía, mi primera Pasión fue el amor, porque el hombre al pecar, el primer paso que da en el mal es la falta de amor, de manera que, faltando el amor precipita en la culpa. Por eso el Amor, para rehacerse en mí de esta falta de amor de las criaturas me hizo sufrir más que todos, casi me trituró más que bajo una prensa, me dio tantas muertes por cuantas criaturas reciben la vida... Así que con la Pasión del amor se rehizo y se puso en justo nivel el Amor... Todo esto lo sufrí en el huerto; fue tal y tanto el sufrimiento, las muertes que sufrí, los espasmos atroces, que habría muerto de verdad si la Voluntad del Padre hubiera querido que yo muriera ahí."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 11. Enero 22, 1913

 

Ten siempre ante tu mente la luz de mi Pasión.

 

 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 14
10 de octubre, 2014

"Mira, hija mía, con qué exceso de amor amé a la criatura: mi Divinidad fue celosa y no le confió a las criaturas el trabajo de la Redención haciéndome sufrir la Pasión. La criatura era impotente para hacerme morir tantas veces por cuantas criaturas habían salido y debían salir a la luz de lo creado, y por cuantos pecados mortales habrían tenido la desgracia de cometer. La Divinidad quería vida por cada vida de criatura, y vida por cada muerte que con el pecado mortal se daba. ¿Quién podría ser tan potente sobre Mí para darme tantas muertes, sino mi Divinidad? ¿Quién habría tenido la fuerza, el amor, la constancia de verme morir tantas veces sino mi Divinidad? La criatura se habría cansado y habría desfallecido.
Y no creas que este trabajo de mi Divinidad empezó tarde, por el contrario, empezó en cuanto fui concebido, desde el seno de mi Madre, quien muchas veces estaba al tanto de mis penas y quedaba martirizada y sentía la muerte junto conmigo. Así que desde el seno materno mi Divinidad tomó el empeño de sacrificador amoroso, pero precisamente por amoroso más exigente e inflexible, tanto, que ni siquiera una espina fue dispensada a mi gimiente Humanidad, ni un clavo, pero no como
las espinas, los clavos, los flagelos que sufrí en la Pasión

que me dieron las criaturas, que no se multiplicaban, cuantos me ponían, tantos quedaban, en cambio los de mi Divinidad se multiplicaban por cada ofensa, así que fueron tantas espinas por cuantos pensamientos malos, tantos clavos por cuantas obras indignas, tantos golpes por cuantos placeres desordenados, tantas penas por cuantas fueron las ofensas, por eso eran mares de penas, de espinas, de clavos, de golpes innumerables. Ante la Pasión que me dio la Divinidad, la Pasión que me dieron las criaturas el último de mis días no fue más que una sombra, imagen de lo que me hizo sufrir mi Divinidad en el trascurso de mi Vida. Por eso amo tanto a las almas, son vidas que me cuestan, son penas inconcebibles a mente creada; por eso entra dentro de mi Divinidad y mira y palpa tú misma lo que sufrí."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 12. Febrero 4, 1919

 

Ten siempre ante tu mente la luz de mi Pasión.

 

 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 15
17 de octubre, 2014

"Hija mía, me es tan querido quien siempre va pensando en mi Pasión y siente desagrado y me compadece, que me siento como retribuido por todo lo que sufrí en el curso de mi Pasión, y el alma rumiándola siempre viene a formar un alimento continuo, en el que hay tantos diversos condimentos y sabores que producen diversos efectos. Así que si en el curso de mi Pasión me dieron cadenas y cuerdas para atarme, el alma me desata y me da la libertad; aquellos me despreciaron, me

escupieron y me deshonraban, ella me aprecia, me limpia de esas escupitinas y me honra; aquellos me desnudaron y me flagelaron, ella me cura y me viste; aquellos me coronaron de espinas tratándome como rey de burla, me amargaron la boca con hiel y me crucificaron, el alma rumiando todas mis penas me corona de gloria y me honra como su Rey, me llena la boca de dulzura dándome el alimento más exquisito como es el recuerdo de mis mismas obras, y desclavándome de la cruz me hace resucitar en su corazón, dándole Yo por recompensa, cada vez que hace esto, una nueva vida de Gracia, así que ella es mi alimento y Yo me hago su alimento continuo. Así que la cosa que más me agrada es que el alma piense siempre en mi Pasión."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 7. Noviembre 9, 1906

 

Ten siempre ante tu mente la luz de mi Pasión.

 


Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 16
24 de octubre, 2014

"Hija mía, no fueron sólo mis manos y mis pies los que fueron clavados en la cruz, sino que todas las partículas de mi Humanidad, de mi alma y de mi Divinidad quedaron clavadas totalmente en la Voluntad del Padre, porque la crucifixión fue Voluntad del Padre, por eso quedé del todo clavado y transformado en su Voluntad, y esto era necesario porque ¿qué cosa es el pecado sino un retirarse de la Voluntad de Dios, de todo lo que es bueno y santo que Dios nos ha dado, creerse por sí mismo algo, y ofender al Creador mismo? Y yo, para reparar esta audacia y este ídolo propio que se hace la criatura de sí misma, quise perder del todo mi voluntad y vivir de la Voluntad del Padre, a costa de gran sacrificio."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 7. Febrero 23, 1906

 

Quise sufrir tanto por la soberbia humana.
 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 17
31 de octubre, 2014

"!Ah¡ hija mía, muchos no pueden creer que las espinas penetraron hasta dentro de la boca. Es tan horrible el pecado de la soberbia, que es veneno para el alma, la mata; así como quien tiene algo atravesado en la boca y le impide que tome ningún alimento al cuerpo para darle vida, así la soberbia impide la Vida de Dios en el alma; por eso quise sufrir tanto por la soberbia humana; y pesar de todo, la criatura llega a tanta soberbia, que ebria de soberbia pierde el conocimiento de sí misma y llega a matar su cuerpo y su alma."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 7. Marzo 5, 1906

 

Mi crucifixión fue completa.

 

 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 18
7 de noviembre, 2014

"Hija mía, mi crucifixión fue completa, ¿y sabes por qué? Porque fue hecha en la Voluntad eterna de mi Padre. En esta Voluntad la cruz se hizo tan larga y tan ancha, que abrazaba todos los siglos, para penetrar en cada corazón presente, pasado y futuro, de manera que  yo quedaba crucificado en cada corazón de criatura. Esta Voluntad Divina ponía clavos a todo mi interior, a mis deseos, a los afectos, a mis latidos; puedo decir que no tenía vida propia, sino la Vida de la Voluntad eterna, la cual encerraba en mí a todas las criaturas y quería que yo respondiera por todo. Jamás mi crucifixión podía ser completa y tan extendida como para abrazar a todos, si el Querer eterno no hubiese sido el actor.
  
También en ti quiero que la crucifixión sea completa y extendida a todos. He aquí el por qué de las continuas llamadas que te hago en mi Querer, los impulsos para lleves ante la Majestad Suprema a toda la familia humana, y que a nombre de todos hagas los actos que ellos no hacen. El olvido de ti, la ausencia de reflexiones personales, no son otra cosa que clavos que pone mi Voluntad; mi Voluntad no sabe hacer cosas

incompletas o pequeñas, y haciéndose corona en torno al alma, la quiere en sí, y extendiéndola en todo el ámbito de su Querer eterno, pone el sello de su cumplimiento. Mi Querer vacía todo lo humano del interior de la criatura y pone todo lo divino, y para estar más seguro va sellando todo el interior con tantos clavos por cuantos actos humanos pueden tener vida en la criatura, sustituyéndolos con otros tantos actos divinos, y así forma la verdadera crucifixión, no por un tiempo, sino por toda la vida."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 12. Mayo 15, 1920

 

Mi crucifixión duró toda mi vida.
 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 19
21 de noviembre, 2014

"¿Cuánto duró la crucifixión exterior en las manos y pies? Apenas tres horas, pero la crucifixión de todas las partículas de mi ser, y la crucifixión de mi voluntad en la Voluntad del Padre me duraron toda la vida, ¿no quieres tú imitarme también en esto?"

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 10. Noviembre 18, 1911

 

 

Jesús se encuentra a su Madre Santísima
camino al Calvario.

 

 

 

 

Pensamientos sobre la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Nº 20
28 de noviembre, 2014

"¡Hija mía, los hombres no hicieron otra cosa que trabajar la corteza de mi Humanidad, y el Amor eterno me trabajó todo mi interior, así que en mi agonía, no los hombres, sino el Amor eterno, el Amor inmenso, el Amor incalculable, el Amor oculto, fue el que me abrió grandes heridas, me traspasó con clavos abrasadores, me coronó con espinas ardientes, me dio de beber hiel hirviente, de manera que mi pobre Humanidad no pudiendo contener tantas especies de martirios a un mismo tiempo, derramo ríos de sangre, se contorsionaba y llegó a decir: "Padre, si es posible quita de mí este cáliz, pero que se haga no la mía, sino tu Voluntad." Lo que no hizo en el resto de la Pasión. Así que todo lo que sufrí en el curso de la Pasión, lo sufrí todo junto en la agonía del huerto, pero en modo más intenso, más doloroso, más íntimo, porque el Amor me penetró hasta la médula de los huesos y en las fibras más íntimas de mi Corazón, donde jamás podían llegar las criaturas, pero el Amor a todo llega, no hay cosa que le pueda resistir. Así que mi primer verdugo fue el Amor; por eso en el curso de la Pasión no hubo en mí ni siquiera una mirada amenazadora hacia quien me hacía de verdugo, porque

tenía a un verdugo más cruel, más activo en mí, el cual era el Amor, y a donde los verdugos externos no podían llegar, o cualquier punto que quedaba sin tocar, el Amor hacía su trabajo y en nada me perdonaba. Y así es en todas las almas, el primer trabajo lo hace el amor, y cuando el amor ha hecho su trabajo y la ha llenado de sí, lo que se ve de bien en el exterior no es otra cosa que el desahogo del trabajo que el amor ha hecho en el interior."

S. de D. Luisa Piccarreta
Vol. 9. Noviembre 25, 1909